ACUDIR AL PSICÓLOGO
Acudir al psicólogo cuando algo no va bien en nuestra vida es una posibilidad para todos y sin embargo cuesta mucho tomar la decisión de acudir.
Cuando tenemos problemas cotidiano ponemos en marcha recursos personales para solucionarlo. Si no obtenemos los resultados que esperábamos, podemos buscar ayuda en los más cercanos, y eso nos calma y nos ayuda a seguir avanzando.
Pero en algunas ocasiones no encontramos alivio a nuestro sufrimiento, ni respuestas del por qué nos pasa lo que nos pasa. Los conflictos se acrecientan, se complican las relaciones y podemos incluso a llegar a enfermar. Quizás sea el momento de buscar ayuda de un profesional. Pero, así como nadie duda, si tiene una dolencia física, en ir al médico, ¿por qué ir al psicólogo se convierte en una decisión mucho más difícil de tomar?
El ser humano tiene tendencia a sentir sus dificultades como una debilidad. La herida narcisista que supone tal reconocimiento nos puede llevar a posponer la petición de ayuda. El sufrimiento psíquico es más fácil de ocultar a los demás, por lo que el autoengaño está servido. ¿Cómo no voy a poder yo con esto? ¿Qué van a pensar los demás?
Existe una cultura del masoquismo como valor moral. Esto no puede llevar a entender el sufrimiento como algo inherente a la existencia y se enquistan problemáticas que perduran en el tiempo. Esto supone un riesgo para las relaciones familiares, laborales o incluso a veces la propia vida.
Por otro lado, existe un gran desconocimiento sobre el trabajo que realizamos en consulta. No se trata únicamente de escuchar los problemas de los pacientes. Para ello, existen, otras personas: amigos, familiares, consultores…que pueden hacerlo.
El psicólogo es un profesional con una escucha, una presencia y un análisis muy particular de lo que nos comunica el paciente. Tiene una formación teórica y sigue una metodología determinada, para ayudar al paciente a comprender la naturaleza de su problema y encontrar vías de salida a su sufrimiento.
Para ello, además de estudiar la carrera de psicología, es necesario especializarse. Cada tipo de terapia debería tener una acreditación que garantice una formación teórico-clínica, supervisión de casos clínicos y terapia personal. Se trata de ofrecer una intervención de calidad con garantías de salud psíquica para los pacientes.
En mi caso particular, me avala el pertenecer a la Federación Española de Asociación de Psicoterapeutas (FEAP), Sociedad Española de psiquiatría y psicoterapia de niños y adolescentes (SEPYPNA) y al instituto de la Asociación Psicoanalítica de Madrid (APM).