REALIDAD E ILUSIÓN. ¿Dónde nos movemos?

En pleno siglo XXI, vivimos inmersos en una sociedad donde prima la búsqueda permanente de satisfacción inmediata. En los medios, nos bombardean constantemente con “imágenes ideales” que reflejan una ilusión inalcanzable. Sin embargo, nos la venden como posible. Esto nos conecta con la angustia universal de nuestra propia muerte, y tratamos de evitarla con sueños de inmortalidad.

La realidad se nos impone, para recordarnos que no lo podemos todo, Cada día tenemos que ajustar lo que queremos con lo que podemos. El ser humano es la única especie que cuando nace depende de otro humano para sobrevivir y posteriormente, siendo adultos, a pesar de haber logrado una independencia suficiente, seguimos necesitamos de los demás para poder llevar una vida personal, familiar, laboral y social saludable.

El reconocimiento de nuestros límites, lejos de ser un obstáculo, puede ser una oportunidad para vivir mejor adaptados a la realidad, pero también, más cerca de conseguir nuestros sueños.

En ocasiones, una buena dosis de realidad nos evita tomar decisiones precipitadas, y estar mejor adaptados a la realidad, pero no tener ilusión, nos lanzaría a una vida monótona sin autenticidad.

Vivir de espaldas a lo que nos falta, sintiéndonos omnipotentes o creyendo poder serlo algún día, nos puede llevar a vivir permanentemente insatisfechos y puede ser responsable de importantes trastornos mentales, estados depresivos, sentimiento crónico de vacío, etc.

Situarse entre la realidad y la ilusión es un arte y cada ser humano lo realizará de forma única. Ese espacio es el que nos permitirá realizar actos creativos, desarrollar nuestra singularidad y tener una identidad propia.

Por eso cuanto mayor conocimiento tengamos de nosotros mismos, estaremos más cerca de vivir la vida más plenamente.

¡¡Atrévete a vivir la tuya!!!